jueves, 25 de septiembre de 2014

Sapos, culebras, sexualidad e Iglesia

miércoles 24 de septiembre de 2014 - 12:01 a.m.

Lo grave de este asunto es que la mayor parte de los feligreses salieron con un imaginario del tema que no se corresponde con la realidad

Roberto A. Pinnock R.
opinion@laestrella.com.pa

El domingo próximo pasado, a la hora de los anuncios finales de la eucaristía en una de las parroquias de Juan Díaz, el sacerdote hizo un señalamiento respecto de que todos los católicos debemos estar alerta frente a la eventual aprobación de una ley (se refería al anteproyecto de ley ‘Por la cual se adoptan políticas públicas de educación integral, atención y promoción de la salud’) que pretende, según él: ‘Quitarle la potestad a los padres de educar a sus hijos en materia de sexualidad’.
Al final de la misma quise conversar y hacerle algunas preguntas sobre el tema a este joven sacerdote que nos regaló una homilía de contenido profundo sobre el amor de Dios, pero su labor pastoral es tan loable que después de casi una hora de hacer fila preferí dejarlo para otra oportunidad. Lo primero que le hubiera preguntado es si conocía la letra y conceptualización del anteproyecto; ya que por las cosas que mencionó sospecho que no conoce de fuente directa el contenido del polémico documento o simplemente no lo comprende.
Por ejemplo, lo que nuestro muy respetable presbítero afirmó riñe con lo que propone el anteproyecto en cuestión, desde su primer artículo; pero particularmente el artículo 3 que define lo que implica la ‘Educación Integral en Sexualidad’, que se refiere entre otros aspectos a la ‘orientación e información ética y científica, adecuada a cada etapa psicofisiológica del ciclo vital humano’ (Anteproyecto de ley 085, artículo 3). ¿Es posible pensar en una ley que abra el compás para que intervenga la ‘ética’ y esté dictaminando normas antiéticas no escritas por ningún lado de esta, como ‘enseñarle a fornicar’ a niños(as), como fue lo que afirmó una dama ‘experta’ en el tema a través de un programa de la prestigiosa Radio María?
Pero aún más, nuestro bien intencionado sacerdote ministerial tampoco parece haberse leído el artículo 6 de dicho anteproyecto que reza en una de sus líneas que en cualquier caso: ‘Estos derechos no pueden ir en menoscabo del ejercicio responsable de la PATRIA POTESTAD’ (Op. cit, artículo 6).
Lo grave de este asunto es que la mayor parte de los feligreses salieron con un imaginario del tema que no se corresponde con la realidad, y lo peor, que tal percepción predispone hacia la imposibilidad de lograr una ley que aborde este tema con fundamento bioético y científico.
En el momento, me acordé de lo que hace unos días me había dicho un viejo amigo, el sacerdote jesuita Jorge Sarsanedas, cuando me facilitó una copia del referido anteproyecto: ‘He leído el proyecto (...) y no encuentro los ‘sapos y culebras’ que han encontrado algunas personas que adversan dicho proyecto. Si uno es mal pensado, por supuesto que cualquier ley se puede tergiversar’.
Sin embargo, lo que llama la atención es cómo la mayor parte de la gente que está abordando este tema revela un nivel de oscurantismo terrible que opaca toda voluntad de producir medidas de políticas públicas que puedan intervenir sobre la problemática vinculada a la salud de los(as) jóvenes y de la constitución de familias funcionales. Se ignoran experiencias incluso locales de lo que resulta cuando se evaden contenidos éticos y científicos de la sexualidad (que no es lo mismo que relaciones sexuales coitales) en las aulas.
Una lamentable demostración la dio la administración de la señora Lucy Molinar, que al anular toda posibilidad de incorporar estos contenidos al currículo, la tasa de embarazos escolares se disparó como nunca antes en las últimas décadas cuando este asunto se trataba en los colegios. (MEDUCA, Departamento de Estadística, años de 1991 a 2013). En este tema, su administración fracasó más en cinco años que en 30.
En definitiva, una actitud más próxima al Cristianismo no estaría viendo sapos y culebras donde no los hay y más bien estaría en pro de la edificación conjunta con el resto de sectores de la sociedad para que se defina, de una vez por todas, una verdadera política pública en favor de las familias panameñas y en este marco, la promoción de la dignidad de las mujeres, niños y jóvenes. Lo contrario, será seguir ampliando el fariseísmo a toda nuestra sociedad.
*SOCIÓLOGO, COLABORADOR DE LA COMISIÓN DE JUSTICIA Y PAZ.

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